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El estadounidense Nathan Adrian dio el golpe en los 100 lbres ante
'velocistas' como el australiano Magnussen, plata, o el francés Agnel, que ni
rozó la medalla
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Gyurta pone fin a la 'era Kitajima' con un récord mundial en 200m braza
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La estadounidense Rebecca Soni bate el récord del mundo en semifinales
de 200braza
La de Mireia no fue la única emoción. La natación olímpica ofreció otra
noche con dos récords mundiales, tres olímpicos y una monumental sorpresa,
aroma de los días especiales. El húngaro Daniel Gyurta conquistó oro puro en
los 200 metros braza pulverizando el récord mundial con 2:07,28. Y continuó la
fiesta con algo inesperado, un récord mundial en las semifinales de los 200
metros braza femenino: la estadounidense Rebeca Soni clavó el crono en 2:20,00
minutos, insultantes. Y, sobre todo, se produjeron vuelcos al corazón en un 100
libre de monumentales sorpresas: Nathan Adrian, oro entre tiburones. EEUU
no tenía un rey velocista en los 100 libres desde el mítico Matt Biondi, en
Seúl 88, 24 años después. Y dejó en el camino a grandes ilustres como el
australiano James Magnussen, plata por 'foto finish'. Dos largos de locura,
igualadísimos y sorprendentes: la sensación francesa Yannick Agnel y el
brasileño Cielo solo pudieron ser cuarto y sexto, respectivamente. Casi nada.
100 libre.
Tiburones de la velocidad, al agua. Adrian se llevó el oro por menos de un
pestañeo de diferencia sobre el australiano James Magnussen, el favorito,
apenas por una décima 47,52 segundos. El bronce quedó en manos del canadiense
Brent Hayden, con 47,80. "Estábamos en la habitación de puesta a punto y
enloquecimos. Gritábamos y todo eso. Fue uno de los finales más increíbles,
estábamos tan felices por él...", describió Lochte sobre el sorprendente
éxito de su compatriota.
El francés Yannick Agnel, una de las
sensaciones en la natación de los Juegos, fue cuarto con un registro de 47,84
segundos, en tanto que el brasileño César Cielo quedó sexto con 47,92.
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