La somalí Samia
Yusuf Omar había
conmovido al mundo con su carrera en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde llegó
última, pero demostró el verdadero espíritu olímpico, pero no pudo repetir su
participación en Londres pues murió en el intento de llegar en una patera a las
costas italianas.
La
triste historia de Samia ocupa hoy las primeras páginas de los medios de
comunicación italianos que citan las declaraciones de algunos de sus
compatriotas somalíes, que aseguran que la atleta se embarcó en Libia con
dirección a Italia buscando una nueva vida, pero murió en la travesía.
El
mediofondista somalí Abdi Bile, medalla de oro en los 1.500 metros en el
Mundial de atletismo de Roma, en 1987, fue el encargado de contar a la prensa
durante una reunión del Comité Olímpico Nacional de Somalia qué había sido de
aquella chica de 17 años que conmovió al público del estadio Olímpico de Pekín, que aplaudió su llegada en solitario a la meta con diez
segundos de retraso respecto al resto de las atletas.
"Ha
sido una experiencia bellísima, he portado la bandera de mi país, he desfilado
con miles de atletas del mundo", expresó Samia tras su experiencia
olímpica al volver a Mogadiscio.
Por ello
había continuado pese a todas las dificultades a entrenarse duramente en el
destartalado estadio olímpico de la capital somalí para poder volver a
participar en unos Juegos Olímpicos.
El
entrenador de Sami, Mustafa Abdelaziz, confirmó al que la atleta se embarcó este
verano en una patera para intentar llegar a Italia y seguir su carrera
deportiva ante la falta de fondos de su país.
Su madre,
explicó Abdelaziz, vendió incluso un pequeño terreno para financiar su viaje y
que pudiera así cumplir su sueño y tener una vida alejada de las guerras y la
precariedad. "Los supervivientes de ese viaje comunicaron la lista de las
personas que habían fallecido durante la travesía y allí estaba su nombre. Nos
quedamos helados. Sabíamos que el viaje hacia Occidente es peligroso, pero no
nos podíamos imaginar que ella sería una de sus víctimas", agregó
Abdelaziz.
Samia
nació en 1991. Era la mayor de seis hermanos, hija de una vendedora de frutas y
su padre murió en uno de las múltiples conflictos que se viven en el país. Su
amor por el deporte la llevó a practicar atletismo, pero también natación y
baloncesto.
En mayo de
2008, Samia se coronó campeona africana de los 100 metros y con solo 17 años
desembarcaba en Pekín para hacerse abanderada del lema del barón Pierre de
Coubertin, lo importante no es ganar sino participar. El mar Mediterráneo acabó
con todos sus sueños
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